Lunes 23 de mayo de 2022
Un estudio bíblico por Jack Kelley
“Cuando ya anochecía, los discípulos se acercaron al Señor y le dijeron, “El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer”. Jesús les dijo: “No tienen necesidad de irse; denles ustedes de comer”. “No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces”, dijeron ellos. Él les dijo: “Tráiganmelos”. Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y quedaron satisfechos; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños” (Mateo 14:15-21).
Solamente lo voy a decir cuatro veces
Este es el único milagro que Jesús hizo antes de Su resurrección que se encuentra en los cuatro evangelios, por lo que debe de ser importante. Al leer las cuatro narraciones (la anterior de Mateo más la de Marcos 6:32-44; Lucas 9:10-17, y Juan 6:1-13) es necesario que sintamos el impacto completo de la historia, porque cada escritor incluyó detalles que son únicos en cada versión. (Vea mi artículo Los cuatro rostros de Jesús que trata sobre la necesidad de leer los cuatro Evangelios.)
La premisa principal se establece en Mateo. Había 5.000 hombres más un número indeterminado de mujeres y niños, que habían seguido a Jesús a un lugar remoto al haberse enterado de que Él andaba en el área. (Recordemos que era el liderazgo judío el que lo rechazó. Él era enormemente popular con el pueblo. Esa es una de las razones por las que los líderes le temían.) Algunos de los discípulos se preocuparon de que al acercarse la noche la gente tuviera hambre y que no podrían encontrar nada para alimentarlos. Solamente pudieron encontrar cinco panes de cebada y dos peces. Alimento suficiente para una o dos personas. Cuando Jesús tomó lo que tenían y dio gracias, se convirtió en alimento suficiente como para darle de comer a toda la muchedumbre. Con las sobras se llenaron 12 cestos, que es mucho más de cómo comenzaron.
Busquemos el mensaje oculto
La alimentación de los cinco mil resulta ser importante tanto simbólicamente como en cuanto a los hechos. Como es frecuentemente el caso, los números mencionados en estas narraciones son espiritualmente significativos. (Yo los animo a que emprendan un estudio del uso bíblico de los números en el libro “Numbers in Scripture” [Los Números en las Escrituras] por E. W. Bullinger, el cual es una excelente referencia para empezar.) Cuando se utiliza el número cinco por lo general encontramos que está dentro del contexto de la Gracia de Dios, y el número dos es el número del testimonio (Deuteronomio 19:15). Doce es el número del gobierno y por lo general se refiere también a Israel. Agreguémosle a eso el hecho de que Jesús se identificó como el Pan de Vida dado a nosotros (Juan 6:35), y que el pescado se convirtió en el símbolo de los creyentes en Su Palabra, un nombre también utilizado en Él (Juan 1:1), y así empieza a salir el mensaje oculto.
Con estas revelaciones ya podemos ver el mensaje que Jesús nos estaba enviando: “Por la Gracia de Dios ustedes serán alimentados espiritualmente como el mismo Pan de Vida se entrega a ustedes. El testimonio de Su Palabra los sustentará y se les dará lo suficiente del Pan de Vida para toda la Casa de Israel”. Jesús comparó este milagro al del maná que cayó del cielo en el desierto, indicando que eso era una prefiguración de Él (Juan 6:25-40).
Veamos si lo puede volver a hacer
A propósito, en otra ocasión Jesús alimentó de manera milagrosa a otros 4.000 hombres además de las mujeres y los niños (Mateo 15:29-31; Marcos 8:1-10). En esta ocasión ellos encontraron siete panes y algunos pececillos entre la multitud. De nuevo, Jesús los hizo suficientes para que todos comieran, recogiendo siete cestos de lo que sobró. Cuatro es el número de la tierra (en el cuarto día la tierra y el agua fueron separados) y siete denota la terminación divina, puesto que en el séptimo día la creación fue terminada y Dios descansó de toda Su obra. En este caso el simbolismo denota que Jesús se estaba entregando a Sí mismo a toda la tierra y que hay lo suficiente para satisfacer el hambre espiritual de cada persona para que quede totalmente saciada. Muchos eruditos ven este milagro como dirigido a los gentiles, mientras que la alimentación de los cinco mil está dirigida a Israel. Uniendo los dos eventos podemos ver que hay suficiente de Jesús para todo el mundo, judíos y gentiles por parejo. La alimentación de los cuatro mil aparece solamente en dos de los Evangelios, un testimonio para judíos y gentiles.
De vuelta a los cinco mil
En la narración de este milagro, Marcos describe a la muchedumbre como “ovejas que no tenían pastor” (Marcos 6:34) y menciona que la hierba sobre la que se sentaron era verde, recordando la frase del Salmo 23, “En lugares de delicados [verdes] pastos me hará descansar”. Y, ciertamente, el Salmo 23 describe cómo el Buen Pastor cuida de Sus ovejas. Marcos también inserta el uso adicional del número cinco al describir cómo la gente se organizó en grupos de cien y de cincuenta. E increíblemente, Marcos sugiere que los discípulos tenían suficiente dinero como para comprar comida para toda esa gente (Marcos 6:37). Esto elimina la noción de que Jesús y Sus discípulos eran un grupo de vagabundos sin un centavo que vivían de la tierra.
Lucas agrega lo que puede ser la pieza de información más fascinante de todas: el lugar del milagro. Queda cerca de una ciudad llamada Betsaida. Este nombre generalmente es traducido como “casa de pesca” y denota su proximidad al Mar de Galilea y a la industria principal de la ciudad. Pero el nombre hebreo para la raíz de las palabras que conforman Betsaida, nos da un sentido del buen humor de Dios. En hebreo Bet significa casa y saida literalmente quiere decir “lonchera”. Entonces, esta alimentación milagrosa e instantánea se llevó a cabo cerca de la “casa de la lonchera” y fue el origen de la industria de la comida rápida (eso es una broma).
Juan dice que el evento se llevó a cabo cerca del tiempo de la Pascua judía, lo que explica lo verde de la hierba (era la primavera) y nos deja ver lo que Jesús estaba pensando. ¿Estarían Sus discípulos, quienes lo conocían mejor que nadie, sugiriendo que Él tenía poderes sobrenaturales para alimentar a toda esa muchedumbre, o estaban proponiendo una solución meramente humana? ¡Eran igual que nosotros! Con todo el poder del universo en medio de ellos, solamente podían idear una respuesta basada en su propia capacidad (Juan 6:5-9). Juan también nos brinda la reacción de la muchedumbre. “Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo”, dijeron. Jesús sabiendo que vendrían a apoderarse de Él para hacerlo rey, volvió a retirarse al monte, solo (Juan 6:14-15). Ellos no entendieron que Jesús necesitaba cumplir con Su papel del Siervo Obediente, primero muriendo por sus pecados, antes de aceptar Su destino como Rey de reyes. Más tarde Él los acusó de seguirlo solamente porque los había alimentado (Juan 6:26). De nuevo, se parecen a nosotros…
Una Lección En Nutrición
Y así, en esta alimentación milagrosa, podemos ver la historia del Evangelio narrada de una manera verdaderamente práctica. Al darnos a Su Único Hijo, nuestro Dios le da vida a todo Su pueblo, judíos y gentiles, al satisfacer por completo nuestra hambre espiritual y sustentándonos por medio del poder de Su Palabra. Es interesante ver que el pan es un carbohidrato, un tipo de alimento que nos da energía instantánea, mientras que el pescado, siendo una proteína nos da la fuerza que dura.
Y ahora ya saben la versión adulta.