Tan pronto como empezamos a dar esperando un retorno futuro, nuestro motivo ha cambiado de agradecimiento a avaricia. Cuando eso sucede Dios ya no nos ve como dadores generosos porque El sabe que no importa la suma que demos, el motivo detras de nuestra ofrenda es la ganancia personal.
Ese es un defecto fatal en el llamado evangelio de la prosperidad. Quienes lo ensenan dicen, «Si usted necesita $1000 dolares, deme $100 y el Senor le multiplicara su donacion diez veces mas.» El motivo detras de dar de esa forma no es en agradecimiento por lo que ya hemos recibido sino para esperar lo que vamos a recibir. Las personas que responden de esa manera no estan compartiendo la generosidad del Senor hacia ellas para ayudar a los demas, sino que estan invirtiendo para recibir una ganancia para satisfacer sus propias necesidades. Por eso es que en la mayoria de los casos las unicas personas que se benefician del evangelio de la prosperidad son las que lo ensenan.