Agradecimiento o avaricia

Q

Miércoles 30 de noviembre de 2022

P: Cuando le damos a Dios estamos supuestos a dar sin esperar nada en retorno sino por agradecimiento. Pero cuando leo 2 Corintios 9:6 donde dice, “El que poco siembra, poco cosecha; y el que mucho siembra, mucho cosecha,” me parece a mí que eso estimula dar esperando recibir de Dios algo en retorno porque el que siembra espera una cosecha cuando siembra. ¿Qué piensa usted de eso?

A

R: Obviamente Dios quiere que entendamos que hay una relación de causa y efecto entre nuestra generosidad hacia los demás y Su generosidad hacia nosotros. De otra forma Él no lo habría escrito en Su palabra. La analogía entre el que siembra y la cosecha en 2 Corintios 9:6 está supuesta a transmitir esa idea. Pero permanece el hecho de que nuestro motivo para darles a los demás es en agradecimiento por lo que el Señor ya nos ha dado.

Tan pronto como empezamos a dar esperando un retorno futuro, nuestro motivo ha cambiado de agradecimiento a avaricia. Cuando eso sucede Dios ya no nos ve como dadores generosos porque Él sabe que no importa la suma que demos, el motivo detrás de nuestra ofrenda es la ganancia personal.

Ese es un defecto fatal en el llamado evangelio de la prosperidad. Quienes lo enseñan dicen, “Si usted necesita $1000 dólares, deme $100 y el Señor le multiplicará su donación diez veces más.” El motivo detrás de dar de esa forma no es en agradecimiento por lo que ya hemos recibido sino para esperar lo que vamos a recibir. Las personas que responden de esa manera no están compartiendo la generosidad del Señor hacia ellas para ayudar a los demás, sino que están invirtiendo para recibir una ganancia para satisfacer sus propias necesidades. Por eso es que en la mayoría de los casos las únicas personas que se benefician del evangelio de la prosperidad son las que lo enseñan.