¿Cuál es el punto?

Q

Miércoles 19 de mayo de 2021

P: Si Dios conoce exactamente el resultado de cada decisión que tomamos antes de llevarla a cabo, ¿cuál es el punto de nuestra vida? Yo sé que Él nos dio el libre albedrío, pero si Él ya conoce lo que vamos a hacer antes de hacerlo, y ya sabe quién será salvo y quién no, ¿por qué siquiera estamos aquí? ¿Por qué Dios simplemente no se saltó esta “vida terrenal” y nos llevó directo a “vivir felices para siempre”?

A

R: Algunas personas asumen de manera incorrecta que Dios ejerce el control en nuestra vida, dirigiéndonos a tomar decisiones que él ya sabe que vamos a tomar. Pero eso es solamente cierto en el tanto que lo permitimos. A menos que nosotros de manera voluntaria le entregamos nuestra vida a Él, como Romanos 12:2 nos aconseja a hacer, Él permanecerá a un lado mientras nosotros tomamos nuestras propias decisiones, ya sea para bien o para mal. Él hace eso a pesar de que Él siempre conoce cuál va a hacer el resultado de esas decisiones. Conocer el fin desde el principio no es lo mismo que controlarlo

Créame, si todo se hiciera totalmente a Su manera, las cosas resultarían mucho mejor. Como un ejemplo de eso, 2 Pedro 3:9 nos dice que Dios no quiere que nadie perezca sino que todos lleguen al arrepentimiento. Pero el hecho es que muchas personas no se arrepentirán y perecerán (2 Tesalonicenses 2:9-10).

A pesar de que Él conoce cuál será el resultado de nuestra vida, el hecho es que tendremos recompensas o castigo basados en nuestras elecciones en la vida lo cual significa que nosotros somos los responsables en tomarlas. El punto de nuestra vida es tomar las decisiones correctas para poder obtener esas recompensas que Él ha apartado para nosotros. La primera y más importante de esas decisiones es creer que Jesús murió por nuestros pecados y resucitó de nuevo. Y después de esta es escoger entregarle nuestra vida a Él para que haga como Él quiera.

Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios!” (Romanos 12:1).