¿Está Dios castigándome?

Q Tengo 25 anos de edad y estoy luchando con la inmoralidad sexual. En verdad creo en mi corazon que quiero vivir una vida de obediencia al Senor que le sea agradable. Al mismo tiempo soy soltero y siento que mi luchas son causadas por encontrarme solo. Siempre he creido que hay alguien alla fuera con la que estoy supuesto a estar, pero tengo temor a eso pues debido a mis luchas el Senor puede evitar que ella se me acerque o tambien evitar que reciba otras bendiciones.
A El suyo es un buen ejemplo de como un problema de conducta puede llevar al temor espiritual y a la confusion acerca de nuestra relacion con Dios. Asi que enderecemos las cosas. Conociendo el fin desde el principio, Dios conocia todos los pecados de su vida antes de enviar a Su Hijo a morir por usted. Ninguno de los pecados que usted ha cometido le tomo por sorpresa o lo enojo o hizo que El hubiera deseado no haberlo salvado a usted. Jesus tomo el castigo que le correspondia a usted por todos esos pecados, lo cual le permitio a Dios poder vivir en paz con usted desde el primer momento en que usted fue salvo (Colosenses 1:19-20). Ahora todo lo que se requiere es que usted confiese su pecado para ser purificado de toda injusticia (1 Juan 1:9).

Si no confesamos nuestros pecados nuestra relacion con Dios puede ser danada debido a nuestra culpa. Eso no afecta nuestra salvacion, pero si le da a Satanas una oportunidad para atormentarnos. Una manera como el hace eso es convencernos que no merecemos ser castigados. Luego, si algo malo sucede, pensamos que debe ser Dios que nos esta castigando. Pero Dios no puede castigarnos por nuestros pecados porque ya El castigo a Su Hijo por ellos. ?Ve usted el problema?

Si el comportamiento que usted tiene lo hace sentir mal se debe a que usted sabe que eso es malo. Confiese su pecado, reciba el perdon de Dios y pidela a El que le de Su fortaleza para ayudarlo en vez de depender de la voluntad suya para hacerlo. Pablo dijo, «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13). Una vez que usted elimina el enfasis en su propia debilidad y se enfoca en el poder del Senor y en Su perdon, usted se dara cuenta de que no resbalara con tanta frecuencia.

«Porque no nos ha dado Dios un espiritu de cobardia, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1:7).