Martes 19 de marzo de 2019
P: Escuché una voz interesante en mi cabeza la otra noche cuando estaba pronunciando la Oración del Señor—El Padre Nuestro. He estado pronunciando esta oración todos los días desde que la aprendí cuando era niño. Por alguna razón, cuando llegué al versículo No nos metas en tentación, algo dentro de mí me preguntó por qué creo que el Señor me metería en tentación. Siento que fue el Espíritu Santo el que me hizo esa pregunta. Desde esa noche, ya no puedo decir ese versículo, en cambio, lo he sustituido a Protegernos de la tentación. ¿Soy solo yo, o parece extraño pedirle a Dios que no nos meta en tentación, cuando eso es lo último que haría?
R: Jesús usó esa oración en respuesta a la petición de los discípulos: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1). Eso significa que está bien usar las palabras que Él les dio.
Algunos creen que la frase “no nos metas en tentación” realmente significa que le estamos pidiendo a Dios que no nos haga la prueba, que es el significado principal de la palabra griega para la tentación. Santiago 2:13 parece estar de acuerdo, diciendo: “Dios no puede ser tentado, ni tienta a nadie”.