Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Esta semana continuamos nuestra serie de artículos sobre Joel con un resumen del Capítulo 2, que es el corazón de la profecía de Joel.
Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano. Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones (Joel 2:1-2).
El final de la era finalmente está llegando. La frase “Tocad trompeta en Sion”, indica que existe un remanente de judíos fieles al Antiguo Pacto en la Tierra Prometida. El sonido de la trompeta en Israel puede indicar ya sea grandes noticias o noticias terribles. En este caso, la frase “El día de Jehová está cercano” significa que estas son las peores noticias imaginables. Las referencias adicionales a langostas, en este capítulo, son ahora simbólicas del juicio que viene sobre todo el mundo para probar a todas aquellas personas que moran en la tierra. El Señor ha prometido cuidar a la Iglesia y alejarla tanto del momento como del lugar de este evento (1 Tesalonicenses 1:10 & Apocalipsis 3:10) pero Israel no ha recibido esta promesa, y ciertamente tampoco el mundo incrédulo, el cual está por ser totalmente destruido.
Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape. Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán. Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla. Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes (Joel 2:3-6).
En Apocalipsis 8:9 leemos sobre los juicios de las trompetas y encontramos palabras tan similares que estas pudieron haber sido tomadas de Joel 2. Toda la hierba verde es quemada (Apocalipsis 8:7). Las langostas tienen la apariencia de caballos (Apocalipsis 9:7) y hacen un ruido como muchos carros de caballos (Apocalipsis 9:9) cuando corren sobre los montes. Los hombres están angustiados y sus rostros palidecen (Apocalipsis 9:6).
Como valientes correrán, como hombres de guerra subirán el muro; cada cual marchará por su camino, y no torcerá su rumbo. Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán. Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones. Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo? (Joel 2:7-11).
En su libro “The Late Great Planet Earth” (El Difunto Gran Planeta Tierra), Hal Lindsey vio Apocalipsis 9 como el intento de Juan para describir las flotas de helicópteros artillados que llenaban el cielo sobre el campo de batalla. Nuestra exposición a las películas de guerra hace que esto sea imaginable, y casi podemos escuchar ese peculiar sonido cuando pasan para disparar otra descarga de artillería. Su cantidad es tal que solamente el sonido de los mismos hacen que la tierra tiemble, oscureciendo también el sol y la luna (Apocalipsis 9:2). Juan mencionó el número de las tropas apoyadas por estos aparatos como de 200 millones (Apocalipsis 9:16), una cantidad increíble. Antes de que terminen su odisea, un tercio de la humanidad habrá muerto (Apocalipsis 9:18). Y esto solamente es el comienzo. La furia total de la ira de Dios será desatada en Su esfuerzo final que son los juicios de las copas.
Hay algunas personas que interpretan equivocadamente los juicios de las copas como que son el único momento de la ira de Dios, pero eso no fue lo que Juan describió. Juan dijo que la ira de Dios empieza con los juicios de los sellos (Apocalipsis 6:17) y se completa con los juicios de las copas (Apocalipsis 15:1). Para cuando Dios haya terminado, las naciones entre las que Su pueblo fue dispersado habrán sido completamente destruidas (Jeremías 30:11), todas las ciudades del mundo habrán sido reducidas a escombros (Apocalipsis 16:19) y todas las islas y los montes habrán desaparecido (Apocalipsis 16:20).
Yo creo que el propósito de los juicios de la tribulación es para devolver la Tierra a la condición en que estaba cuando Dios la creó, en preparación para el Milenio. La eliminación de las montañas y las islas puede señalar a una reversión de los cambios producidos por el Diluvio Universal. El Salmo 104:8 dice que las aguas del diluvio fluyeron sobre los montes hacia los valles que Dios había preparado. Algunos eruditos interpretan esto como que en el momento del diluvio, los montes fueron elevados y el fondo de los valles fue hecho más profundo para darle cabida a toda esa agua que generó el diluvio. Esos profundos valles son ahora el fondo de los océanos.
Quizás esta situación será invertida, eliminando las altas montañas y elevando el fondo de los valles. Y si los continentes se vuelven a unir en una sola masa de tierra, como algunos eruditos especulan que una vez estuvieron así, tampoco habrá ninguna isla. Al observar un mapa de los continentes, ustedes pueden ver que están hechos de una forma que sugiere que alguna vez en el pasado distante pudieron haber estado unidos entre sí. Los eruditos le han llamado a esta gran masa de tierra Pangea, que significa Toda la Tierra, o Un Mundo. Algunos creen que Génesis 1:9 describe Pangea, y que Génesis 10:25 dice que fue dividido en los siete continentes que conocemos ahora, después del diluvio.
Isaías 65:20 insinúa el retorno de largos lapsos de vida, como era el caso en los primeros días. Esto era posible debido al toldo de vapor de agua que rodeaba la Tierra hasta que sucedió el diluvio (Génesis 1:6-8). Puesto que Apocalipsis 21:1 dice que no habrá más mar, toda esa agua puede que sea utilizada para restablecer ese toldo.
Si todo esto es cierto, entonces pasajes como el siguiente de Habacuc no son simplemente descripciones poéticas sino que están describiendo los tiempos espeluznantes que están por delante.
Se levantó, y midió la tierra; miró, e hizo temblar las gentes; los montes antiguos fueron desmenuzados, los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos (Habacuc 3:6).
Rasgue Su Corazón
Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.
Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? (Joel 2:12-14).
Aun durante la ira Dios recuerda Su misericordia (Habacuc 3:2). En medio del juicio, todo lo que tenemos que hacer es admitir nuestros pecados y buscar Su perdón. Alguna variación de la frase “Tardo para la ira y grande en misericordia” aparece ocho veces en el Antiguo Testamento. Ocho es el número del nuevo comienzo, lo que significa que el Señor siempre se encuentra listo para empezar de nuevo con nosotros. Sus misericordias son nuevas cada mañana (Lamentaciones 3:22-23).
Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? (Joel 2:15-17).
Este será un tiempo en el que cada persona, hombre, mujer y niño, le pedirá al Señor misericordia. Desde los ancianos hasta los bebés de pecho, y todos los demás. Ni siquiera la novia y el novio encerrados en su cámara nupcial serán la excepción. Los sacerdotes que ministran en el Templo dejarán de hacer lo que están haciendo y le rogarán al Señor que los perdone.
Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra (Oseas 6:1-3).
La Respuesta Del SEÑOR
Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo. Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones. Y haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas (Joel 2:18-20).
Si este juicio prosiguiera a su conclusión lógica, ninguna alma sobreviviría, pero por Sus elegidos, el Señor le dará fin (Mateo 24:22). Las plagas de langostas se mueven en la dirección y velocidad del viento. Terminan físicamente cuando esas plagas son sopladas hacia el desierto o hacia el mar. Es un acto de Dios, y así es como Joel caracteriza el final de la gran tribulación.
Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas. Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite (Joel 2:21-24).
En la Era del Reino toda la tierra volverá a ser fértil. Y a pesar de que Él ha estremecido las montañas y removido los montes, el amor sin fin del Señor hacia ellos nunca será estremecido, ni Su paz será removida (Isaías 54:10).
Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado (Joel 2:25-27).
El Señor restaurará a Israel a su antigua gloria como la nación preeminente en la Tierra. En lugar de vergüenza Su pueblo disfrutará en su herencia. Ellos heredarán una doble porción en su tierra y el gozo perpetuo será de ellos (Isaías 59:7).
El Día Del SEÑOR
Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado (Joel 2:28-32).
Esta profecía se cumplió parcialmente el día de Pentecostés cuando la Iglesia nació (Hechos 2:17-21) y el Espíritu Santo fue otorgado. Su cumplimiento final aguarda el momento cuando el sol se oscurezca otra vez y la luna se torne de color rojo como de sangre antes de la llegada del día grande y espantoso del Señor (Apocalipsis 6:12). Una vez más el Señor derramará Su Espíritu y todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.
La próxima semana concluiremos este estudio. Nos vemos entonces. 12/12/09.